Bucaramanga, jueves
25 de julio de 2013, 6:00 pm me senté en el parque del barrio los Pinos a pensar u observar algo que me hiciera
escribir una crónica. En mi mente sabía que debía hacer una crónica de algo
que nunca había hecho, esa era la tarea...
no tenía un peso en mis bolsillos para recrear algunas ideas de mis compañeros
de clase: tirarse de un parapente, escalar una montaña o hacer bungee jumping…
para narrar algo como eso se necesita dinero; luego pensé en las ideas de algunos
sobre lo que no necesitaba dinero: ir a una iglesia, pasar un día con mi madre… todas estas ideas revoloteaban
en mi mente pero era consciente de que no me aguantaría ni media misa seguro me
quedaría dormido y para colmo de males me encontraba en este parque porque
había discutido con mi mamá… miro el reloj 7:35 pm subo mi cabeza y me quedo
mirando fijamente el árbol que se encuentra sobre mi banca, detengo la mirada
sólo por unos segundos pensando en la crónica y la discusión con mi mamá – no
quiero llegar a casa- es en lo único que
reflexiono… 7:48 se hace tarde en el parque, sólo quedamos dos personas, a mi
lado se encuentra un indigente al cual conozco porque ha ido a mi casa a pedir
algo de comer, pienso en cómo será pasar una noche en un parque y es lo único
que me hace reír irónicamente debido a la situación en la que me encontraba.
Estaba decidido iba a pasar una noche en un parque de la ciudad bonita.
Luego de esta
decisión voy a la casa de un amigo y pido los menesteres necesarios para pasar
mi noche en el parque (una cobija vieja, un buso para el frio y algunos
cigarrillos para pensar) regrese al parque donde se me había ocurrido la idea.
Ya eran las 8: 45 pm llegue al parque y observe que se encontraba el mismo
indigente, no voy a negar que la idea de pasar una noche en el parque ya no me
resultaba tan divertida, mi seguridad comenzaba a temblar de miedo y frio, mire
el parque y trate de hacerme la idea de que era seguro ya que no era muy grande
y se encontraba rodeado de casas, pero también me salto la duda de que el
parque se encontraba a un paso del barrio el Diviso… pero ¡ah! pensé y recordé
la frase de un amigo del colegio Santander –sin mente como los gusanos- me senté
en una de las cuatro bancas que rodeaban a un árbol grande, me hice en la banca
detrás del indigente para que el árbol
me tapara de la vista del aquel, me senté y sólo pensé en los problemas y mi
mente trató de engañarme reflexionando sobre los problemas con mi mamá y la
cama caliente que me esperaba.
10:00 pm hacia frio,
no el que todos pensarían pero sí. Sentía como mi cuerpo comenzaba a erizarse
por algunos vientos fuertes de la noche, me sentía seguro porque unos minutos
antes habían llegado una pareja de novios o amantes a este sitio el cual me
parecía remoto. La banca donde me encontraba sentado ya me parecía incomoda así
que me levante y estire un poco las piernas, luego puse mis manos en los
bolsillos de mi jean y levanté la mirada al cielo, quería ver las estrellas y
lo único que vi fue una luna tapada por un par de nubes negruzcas que me hicieron perder la magia de aquel
momento, volví y tome asiento.
11: 15 había pasado
más de una hora y la pareja aún no se iba, yo tenía sueño, la banca era
realmente cómoda al momento de recostarse, no pensé en pedir una maldita almohada
a mi amigo. Pensaba en la vieja y sucia almohada con la que estoy acostumbrado
a dormir –nuevamente mi mente empezó a querer reflexionar- traté por todos los
medio de no pensar ni por un momento, eso causaría que me arrepintiera de lo
hecho. De pronto escuché el ruido de mi celular…
-Aló...
-¿hola
Michael usted dónde está?
-¿mmmm
para qué?
-¿es
que no piensa llegar a la casa?
-no
lo sé. Respondía a mi mamá sin saber si así lo pensaba o sólo no quería hablar
con detalles.
-deje
la bobada papito, es que usted sabe que sus hermanos son sus hermanos y a todos
los quiero por igual.
-así
ellos tenga la H…. culpa?, no mamá las cosas no son así.
-sí
me va a insultar hablamos luego… chao.
11: 46 pm luego de la
charla con mi mamá la rabia aumenta y las ganas de pasar la noche aquí
aumentan, sólo pensé en algo por un momento Wilson (mi profesor), imposible
esto no sirve para nada. 12:40 hacia mucho frio la cobija no servía de nada,
sentía que tenía puesto unos periódicos sobre mi cuerpo, encendí un cigarrillo
y mientras lo fumaba veía como el indigente se encontraba estático, como muerto
–en algún momento pensé que lo estaba - ¿cómo se aguanta este maldito frio para
dormir?-. 1:40 caminaba de lado a lado fumaba con tal desesperación por el frio
y la soledad que comencé a pensar en voz alta
-ash, mi mamá si las
caga...
Pensaba mientras
caminaba de lado a lado, volví a meter las manos en el bolsillo y mire el
cielo. Habían algunas estrellas no era un montón de estrella pero sí, brillaban
algunas en Bucaramanga
2: 32 am el sueño comienza
a atacarme, el parque es muy aburrido, no traje un libro porque la rapidez de
mi idea no dio para pedirlo a mi amigo,
me entretuve mientras puede con los perros que pasaban por el parque, sobre todo
un perro muy pequeño de tan sólo 5 o 4 meses que me dio tristeza; sentía frio y
él también, sentía hambre y estoy seguro que él también. No éramos tan
diferentes después de todo.
3:27 am me levanté
asustado, observé al perro por tanto tiempo que sin darme cuenta me quedé
dormido, revisé rápidamente mi celular, mis zapaos, mi ropa.. Yo. De pronto
escucho:
-tranquilo que no lo
voy a robar...
Era él, el indigente
que hacia unas horas había visto durmiendo, se me había olvidado su presencia,
yo sólo sonreí mientras por dentro imaginaba lo peor, me senté y mire nuevamente
el cielo, me levanté de la banca mientras el indigente me miraba fijamente,
esto me asustó mucho. Pensé en mejor caminar por Bucaramanga, pero era muy
tarde y peligroso. Él noto mi
inseguridad y su respuesta a esto fue decir lo siguiente.
-tome un chorrito
pelao…
En su mano
izquierda tenía una caja tetra pack de
ron Medellín y en la otra una copita para tomar… debía recibirla, en ese
momento él era mi única compañía, no podía despreciarlo sería estratégicamente
estúpido que él se enfureciera. El mono, como es conocido en mi barrio no se ve
mala gente, el frio me estaba matando y la soledad me estaba volviendo loco…
-sin mente como los gusanos- tome la copa y sentí como me calentaba un poco, le
ofrecí un cigarrillo, y luego pidió otro, fumamos y tome dos tragos más, no me
hizo pregunta alguna durante esos tragos, sólo habló de la vida de mendigo que
tenía, mis miedos se habían reprimido por unos instantes, luego pidió otro
cigarrillo y se acostó en la misma banca donde se encontraba, según él ya la
había calentado; sonreí y volví a mi
banca que irónicamente estaba caliente.
Me recosté miré el
árbol que tapaba mi mirada hacia el cielo, gire la cabeza un poco para poder
ver el cielo, y de pronto no recuerdo nada más...
5:57 escucho una manguera a presión y algunos
escobazos… reviso rápidamente todo a mi derredor, mi celular, mis zapatos… yo.
Todo estaba bien, sólo no tenía la cobija de mi amigo, el mono ya no estaba. El
parque estaba siendo aseado por una señora que cantaba mientras lavaba. Los
pájaros no me despertaron, pero ahora los comenzaba a oír detenidamente, la
gente salía con chaqueta a trabajar, algunos -creo yo- pensaron que era un
simple borracho y yo pensaba simplemente de que por suerte estaba vivo… Para la
casa es hora de hablar con mamá. Bucaramanga, la ciudad de los parques es
también la del sueño para muchos indigentes, tiene buenas bancas para dormir,
hace frio y hay algunos indigentes educados… fue lo único que se me ocurrió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario